Cuando los plásticos revolucionaron la atención médica

Dispositivos médicos en una perspectiva histórica

Los seres humanos han utilizado dispositivos médicos durante miles de años. El metal fue el material principal durante el primer largo período de la historia, ya que sirvió para una amplia gama de propósitos, incluidos instrumentos quirúrgicos, implantes dentales y placas de acero. En la serie de televisión estadounidense The Knick se ofrece un relato ficticio pero realista de cómo se realizó la cirugía alrededor de 1900.

La alta tasa de mortalidad de los pacientes a principios de siglo tuvo mucho que ver con la falta de dispositivos plásticos estériles de un solo uso. A principios del siglo XX, la creciente demanda de atención médica y, a su vez, dispositivos más sofisticados llevaron al descubrimiento de nuevos materiales. La cerámica, fuerte y resistente al calor, se ha utilizado principalmente en ortopedia e implantes dentales y óseos después de su introducción en la década de 1930. Estrechamente relacionado, el vidrio se ha utilizado principalmente para reemplazo de huesos, almacenamiento, viales y tubos. Sin embargo, el impulso hacia una mejor tecnología para el cuidado de la salud no terminó ahí. Los científicos comenzaron a experimentar con plásticos a fines del siglo XVIII, pero no fue hasta que las técnicas de producción se refinaron a mediados del siglo XX cuando el material se afianzó y de hecho revolucionó la atención médica. Hoy, los plásticos reinan en el mundo de los dispositivos médicos.

Flexibilidad e infinitas posibilidades de diseño

No es una coincidencia que los plásticos hayan superado en gran medida a otros materiales. Una comparación de las propiedades técnicas muestra cuán ventajosos son los plásticos en comparación con los metales, el vidrio y la cerámica. Un aspecto importante es la flexibilidad, ya que los plásticos se pueden moldear o dar forma a infinitas formas y productos. Tubos, jeringas, bolsas intravenosas, catéteres, material de laboratorio, películas para embalaje, instrumentos quirúrgicos, carcasas y conectores son solo algunos ejemplos de la amplia gama de dispositivos médicos de plástico. Por el contrario, el metal, la cerámica y el vidrio son materiales fuertes pero inherentemente inflexibles, lo que limita notablemente su uso.

Seguridad y resistencia química

Un segundo aspecto es la resistencia a productos químicos y lípidos. Si bien el vidrio y la cerámica superan a los plásticos en este aspecto, su fragilidad e inflexibilidad pesan. Y los metales no son competidores ya que pueden ser atacados por ácidos y álcalis y tienden a corroerse con el tiempo. Dependiendo de la técnica de producción y el tipo de polímero utilizado, los dispositivos a base de plástico pueden soportar lípidos, bases, alcoholes y otras formas de productos químicos. Esto hace que los productos sean estables que aumentan la seguridad del paciente.

Higiene: un desafío constante

Quizás el factor más importante en el cambio hacia los dispositivos basados ​​en plásticos es la creciente necesidad de dispositivos desechables estériles. Históricamente, uno de los desafíos más formidables en el cuidado de la salud ha sido evitar la propagación de enfermedades. Antes de mediados del siglo XX, los dispositivos médicos estaban destinados a usos múltiples, ya fueran de vidrio, cerámica o metales. Con la introducción de dispositivos de plástico de un solo uso a gran escala en la década de 1960, de repente fue posible eliminar la mayor parte de la peligrosa contaminación cruzada entre pacientes y también hacer que los hospitales sean entornos más seguros para quienes trabajan allí. En los últimos años, los principales impulsores del cambio hacia los plásticos han sido un aumento de las enfermedades infecciosas en todo el mundo, la creciente demanda de atención médica adecuada en los países BRIC, el envejecimiento de la población que ha llevado a un aumento de la atención geriátrica y un cambio hacia estancias hospitalarias más cortas y más atención médica domiciliaria. Esto va acompañado de cambios en la tecnología de esterilización. Si bien los metales, la cerámica y el vidrio se adaptan bien a los métodos de esterilización tradicionales (óxido de etileno, vapor y autoclave), los plásticos son más compatibles con las nuevas tecnologías de esterilización, como la radiación gamma. Por lo tanto, los dispositivos a base de plástico se sellan, esterilizan y eliminan fácilmente, y están listos para usar en todas las situaciones. Aunque es un ejemplo trágico, el reciente brote de ébola en África Occidental confirmó cuán críticos son los dispositivos estériles desechables. Y no se debe descartar, los dispositivos a base de plástico se pueden producir en masa a bajo costo y, por lo tanto, son muy económicos. Además, el menor peso del material en comparación con los metales, el vidrio y la cerámica mantiene bajos los costos de transporte y el costo de la pieza por unidad de peso. Teniendo en cuenta la demanda proyectada de atención médica en todo el mundo, la asequibilidad es un factor principal en la mayoría de los países.

El papel del PVC

El cloruro de polivinilo, o PVC, es el plástico y el material en general más utilizado para dispositivos médicos, con una participación de aproximadamente el 40%. Patentado en 1913, el PVC se introdujo durante la Segunda Guerra Mundial para reemplazar el vidrio y el metal para el envasado de productos farmacéuticos. Después de un comienzo moderado, el material se hizo cada vez más popular en los años de la posguerra, y hoy no tiene igual en el mundo de los dispositivos médicos. El PVC debe su éxito a varios factores. Su versatilidad permite la fabricación de una amplia gama de productos, desde envases rígidos hasta láminas flexibles. Debido a su transparencia y propiedades anti-retorcimiento insuperables, el PVC se ha convertido en una opción principal para los tubos. Otras aplicaciones incluyen recipientes para líquidos intravenosos y de diálisis, bolsas de sangre, bolsas de diálisis, equipos intravenosos y guantes quirúrgicos y de examen. Agregue a esa facilidad de fabricación, estabilidad química, biocompatibilidad y rentabilidad. En resumen, el PVC ha demostrado ser una combinación inmejorable de excelentes propiedades técnicas a un precio bajo, y actualmente no hay mejores alternativas disponibles cuando se trata de dispositivos médicos.

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